Así empezamos el día hoy, haciendo amigos ;-) Terashita es genial! Estaba esperando el autobús y me saluda y me pregunta hacia donde voy. Es una gracia, antijaponesa en su forma de relacionarse, con mucho desparpajo, ella se salta las normas, aquí la deben considerar un ser singular. Me parto con ella, me invita a su casa, que por favor no deje de visitarla cuando vuelva a Kyoto. Y lo haré. Como si la conociera de siempre, un siempre de 15 minutos ;-). Me da su tarjeta, ella vive sola, murió su padre con el que vivía. Ahora está prejubilada, o jubilada, no sé, pero es voluntaria en algunos proyectos. Por supuesto le encanta viajar, adora España, que ya conoce y tiene amigos por el mundo, me enseña fotos de una amiga de neozelandesa. Las dos echamos mano de nuestras cámaras para inmortalizar el encuentro. Me tengo que bajar, me esperan los templos, así que me despido rápidamente, es solo un hasta pronto Terashita. Ella me insiste en que vuelva a Kyoto y me quede en su casa. Es muy auténtica!
De nuevo una imagen a la que no me acostumbro: "carrito para perros". La verdad es que no dejo de flipar con esto. Corrí tras este carrito con el fin de conseguir la instantánea, había mucha gente y casi no tenía perspectiva. Pero los dueños me vieron, yo les sonreí, les pedí permiso para la foto y enseguida aceptaron y posaron sonrientes. A mi me sabía un poco mal porque sentía que hacía la foto un poco para luego critircar esto de llevar a los perros con las mismas comodidades que a los niños occidentales (y si hablamos del sudeste con mayores comodidades) Pero ellos no tienen la culpa, lo verán normal, si pueden, por qué no? En fin, creo que aunque viviera en Japón no me acostumbraría a esto....
Este templo en la parte sureste de la ciudad pero ya en las montañas, estaba a rebosar. No tanto a rebosar de fieles (tengo que decir que he visto pocos en Japón, alguno en algún templo, pero aquí hay poca religiosidad, me dice Taka que la mayoría son como él, agnósticos) sino mayoritariamente turistas y escolares. Espectaculares edificios y pagodas y magníficas vistas de la ciuda y de los montes. Lástima que la masa de personas y mis prisas (me quedaba poco tiempo y no podía perder el tren de las 15 horas) no me permitieran disfrutar con calma de este maravilloso lugar. Pero con lo visto puedo imaginarlo tranquilo y silencioso, otro lugar donde el tiempo pasa a ser algo secundario....
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