Cambio de planes

Así que me fui de buena mañana directa conseguir mi Japan Rail Pass (JRP), me atendió en la estación una mujer muy amable que me dio todo tipo de explicaciones sobre su uso, pero algo se me escapó porque me metí en el tren que no debía. Pero no pasa nada cuando la revisora vino, me explicó con señas (nos costó lo nuestro entendernos) y con el prospecto del JPR que el “Nozomi”, que era el tren en el que iba no entraba dentro del JRP. A la siguiente estación me tenía que bajar. Sin problema pues había enseguida otros trenes. Una vez llegué a Kyoto me fui a la oficina de información y turismo, donde me dieron un montón de mapas y documentación, hasta información de una guest-house a la que llamaron para ver si había sitio y parece ser que estaba lleno. Resulta que era un viernes festivo a nivel nacional y todo el mundo estaba haciendo turismo. No os había dicho pero la estación estaba a rebosar, la de Kyoto es inmensa. Yo no hice mucho caso a esto porque tenía dos opciones de guesthouse de la Lonely y me fui directamente a buscarlas, pero al llegar a ambas me dijeron que estaba completo, y por cierto la segunda había multiplicado el precio por 3 con respecto a lo que indicaba la guía. El caso es que no me ayudaron nada, porque les pregunté si conocían otro sitio del estilo (en el sudeste enseguida te mandan a otra del hermano, primo, o simplemente amigo o vecino ;-) y si no el conductor de tuk-tuk siempre conoce alguna) y me dijeron que no y se limitaron a decir que iba a estar todo lleno. En fin, vaya ánimos! Al ser festivo las calles estaban casi desiertas, hacía tiempo que no veía algo igual, y es que en el sudeste no hay vacaciones, todos los días la gente está en la calle, las tiendas abren, los mercados funcionan casi siempre… La gente no viaja, la gente trabaja y sobrevive en el sudeste, por eso prácticamente nunca coincides con locales en las guest-houses y siempre las calles están animadas. No pueden permitirse viajar por turismo, los que se mueven internamente es por tema de trabajo, familia, etc. Y lo de viajar fuera es casi impensable, muchos ni se lo plantean y solo algunos lo ven como un sueño Pero nada que ver con Japón, donde el turismo está superdesarrollado, y los japoneses se mueven muchísimo dentro del país. En cada estación de trenes hay una oficina de información y turismo donde te dan de todo gratis. (mapas completísimos, folletos, etc.) Como en el sudeste ;-) ¡!!que no dan apenas nada de información. Por ejemplo en Sri Lanka, para ver las ciudades imperiales hay una especie de bono que por 50 $ puedes visitar 4 o 5. Pues después de soltar la pasta en Anuradhapura resulta que no me dieron ni un plano ni medio, y eso que las ruinas estaban superdesperdigadas. El caso es que les digo que como es posible, y la mujer me contesta que es que se les han acabado. No me lo creo! Es que ni una fotocopia ni media, ni la mujer tenía un plano para mostrarme la zona!!! En fin, dos universos radicalmente distintos.

Pero bueno volvamos a Japón, que es donde estamos ahora. Imaginaros mis ánimos mi primer día. Toda la mañana moviéndome y sin perspectivas de ver nada ni de tener un sitio donde dormir. Me entro un poco de cabreo y de desesperación, además la gente es diferente, va cada uno a lo suyo. Tampoco veo otros backpackers a quien preguntarles ni nada. En fin no sé que hacer, así que después de más de una hora dando vueltas toda cargada me paré a comer y a pensar qué hacía. Posiblemente buscar otro destino, me dio mucha rabia, porque lo poquito planificado se me había trastocado. Estaba tan enfadada que no tenía humor ni para hacer fotos. Me planteaba incluso volver a Tokio y viajar con base en Tokio pero iba a ser un poco paliza, porque Tokio-Kyoto con el shinkassen son 2 h. 22 min.

Decidí que tenía que haber una solución, que la encontraría, que no era el fin del mundo. Vuelvo a la estación, a la oficina de información, le digo a uno de los que atiende que me tengo que ir de Kytoto pues no hay acomodation y me resuelve rápido mandándome a una agencia de viajes. Paso de ir, y pregunto a otra señora de información y turismo. La mujer supersolidaria (porque me hace gestos de no me digas, que mala pata) me dice que antes de irme que por favor subiera al piso 9 de ese edificio y que buscara una “oficina de bienvenida”, que ellos me ayudarían a buscar alojamiento gratis. Yo no entendía mucho, subo y me encuentro una mini oficina, y una chica me sonríe, le explico mi problema y la mujer encantadora me empieza a abrir carpetas con una hoja plastificada para cada hotel de Kyoto. Y lo mismo para Osaka, Nara, etc. En fin, que podía hacerme cualquier gestión telefónica en cualquier hotel. Me pregunta presupuesto (bueno, casi lo adivina) y empieza a llamar a las de Kyoto y nada. Me dice de hacer noche en Osaka, que está muy cerca, y vemos allí las posibilidades. Encuentra en un hotel barato. Luego yo pienso en Takayama, que era un sitio en las montañas donde me parecía interesante ir pero no acababa de encajarlo en la ruta, quizás ahora era el momento. A todo esto yo con mis dudas y cambio de planes y ella superpaciente, yo diciendo que disculpara el follón pero ella para nada preocupada por eso, todo lo contrario, solo ayudándome. Así que me gestiona alojamiento en Takayama. Total que en media hora todo solucionado, nueva ruta y alojamiento reservado. Yo agradecida hasta el infinito, qué mujer Tkumi Hirota, se me abrió el cielo, no solo por la gestión sino por como lo hizo. Era justo lo que necesitaba. Luego vino la compañera y también a ayudarme. Me dieron hasta el extracto detallado de los trenes que tenía que coger y los cambios que tenía que hacer para llegar a cada destino, sin yo pedirlo. Estuve a punto de coger un poco de manía a Japón, porque menuda mala pata, y yo pensando todo el tiempo que esto en el sudeste no pasaba, pero todo cambió en un instante. De repente vi que gracias a lo que me había pasado pude conocer esta oficina, este sistema de reservas y a estas estupendas personas. Pensamiento positivo, ya sabéis, siempre funciona viajer@s ;-))