Mi pequeño homenaje a estas gentes...;-)

Hoy hablaremos un poco de la gente de Asia. Algunos me habéis llamado la atención al respecto y sí que quiero contaros algo más sobre cómo son estas gentes. Cierto es que el año pasado os hablaba mucho en los emails sobre lo que me habían impactado estas personas, y es que ahora, se ve que ya me he acostumbrado a como son y ya no lo valoro tanto o no destaco el trasfondo que tienen, pero desde luego son una de las mejores cosas de Asia y no quiero olvidarme de ellos.

Pues son diferentes a nosotros en muchas cosas, por eso aprendo de ellos. La gente aquí piensa en los demás, es amable sin esperar nada a cambio, sonríe porque sí y muy fácilmente, está pendiente de lo que pasa a su alrededor, de los demás, tiene curiosidad por lo diferente, para nada practican la indiferencia, son cotillas y preguntones, saben compartir, parecen transparentes, son muy naturales y espontáneos, valoran las pequeñas cosas…. Entenderme, hablo de la gente con la que más me cruzo por aquí y con la que más convivo: personas que viajan en 3ª clase de tren, los que no tienen coche y viajan con transporte público, los que regentan las pequeñas guest-house, los que trabajan en ellas, en el transporte público, en las tiendas, mercados, etc., y aunque no sé puede generalizar porque también hay cierta picaresca (es una muy muy pequeña proporción de personas las que intentan aprovecharse de los turistas pero siempre te topas con alguno y también os contaré) yo me quedo con lo mejor que sin duda es muchísimo y da pie a más de una reflexión, porque nosotros a nivel social no somos así, no? Me refiero que a nivel familiar, de amigos, con los nuestros si que “podemos” ser así, pero con el resto de personas yo creo que no lo somos… En fin lo dejaremos aquí, cada uno que haga su lectura. A mi me da mucho qué pensar...

También alguno de vosotros me pregunta si la gente sonríe tal y como aparece en las fotos, ya sabéis que por aquí me muevo saludando a todo el mundo, como si estuviera paseando por la calle de un pueblo donde todos fuéramos vecinos, pero es que es muy fácil. Me he parado a observarlo y es así: la gente me mira por la calle, y yo les miro, entonces o me sonríen ellos o les sonrío yo, y entonces automáticamente uno u otro nos devolvemos la sonrisa. Nunca falla!!

Y la verdad es que sí, aquí la gente es así, como veis. Si que es cierto que cuando les hago fotos se ponen a veces muy serios (posiblemente es de las primeras fotos que les hacen) y yo les digo que no, que sonrían como estaban sonriendo antes, y entonces me hacen caso y me regalan su mejor sonrisa, y me sale una foto preciosa, que yo comparto encantada con vosotros ;-)

Una muestra de cómo es esta gran gente se ve muy claramente cuando viajamos en transporte público, como son viajes largos convivimos horas y horas y nos vamos conociendo más. Os cuento...

es muy curioso el transporte escolar, básicamente porque no existe como tal, si no que se utiliza el transporte público. Sobre las 12 horas se acaban las clases y empiezan a salir los colegiales perfectamente uniformados (una gracia las corbatas de los uniformes que llevan tanto ellos como ellas) a la carretera. Desde bien pequeños, y yo calculo que con menos de 10 años, ya suben solitos con otros compañeros y ellos solos se pagan el bus. La gente les echa una mano, hay señoras que les cogen la mochila, les sujetan para que no se caigan, porque normalmente cuando ellos suben no hay sitio en el bus y van de pie, y además suele estar a rebosar. Pero cuando digo a rebosar es a rebosar y a toda velocidad, porque el autobusero no repara en si hay mucha gente de pie (niños o mayores) o no, al tomar las curvas. Y no veáis que mochilones llevan, enormes y muchos de ellos deben haber pasado por varias generaciones porque están viejetes viejetes, (cremalleras abiertas porque no cierran, imperdibles por varios sitios, agujeretes, etc).

Los niños se lo toman todo a risa (ya los habéis visto en otras fotos), a veces casi no se puede uno ni mover pero para ellos es una gracia, y encima con extranjeras que les sacan fotos, pues imaginad. Coincidimos con este grupo de niños (las dos primeras fotos) que al parecer venían de una clase de inglés (no llevaban uniforme porque era por la tarde y fuera del horario escolar), pues les pedí la libreta y me enseñaron algunos de los verbos que estaban apendiendo. Pero todavía no se atravían a hablar en inglés, aunque Eva y yo les preguntábamos, tenían verguenza, muy graciosos!, el resto de viajeros vecinos se reían y les animaban a conversar con nosotras. Parecía que todos se conocían, y posiblemente no, pero la gente se trata con una naturalidad increíble, parecen amigos y luego les preguntas y dicen que no, que han coincidido en el bus y ya está! Increíble, no os parece? Apenas he visto a nadie enfado y apenas discusiones, parece que la gente esté de buen humor todo el tiempo...                                                                 

El otro día íbamos en este bus y también me dio que pensar, os cuento: Pues resulta que Eva me hace notar que había carteles en japonés. Llegamos a la conclusión de que había sido una donación de Japón, que por lo que hemos visto hace donaciones a este país (presumiblemente a cambio de algo, pero por ahora no dispongo de información detallada al respecto ;-)). El caso es que en el autobús había carteles indicando que había que dejar sitio a embarazadas, mujeres con niños, ancianos, en perfecto japonés. Yo caí en ese momento en la cuenta y me dije: ”estos carteles son como los de nuestro país”, y pensé que hacía tiempo que no los había visto” ni los había echado de menos. Y es que claro!, aquí no les hacen falta, aquí lo natural es levantarse cuando sube una mujer con un niño en brazos o alguien mayor. No veáis las mujeres aquí como son, como cargan con los niños, porque aquí carritos ni uno solo hay. Primero los cargan con las cintas al hombro (cada vez me gusta más esa forma de llevarlos), luego directamente en brazos, y de los brazos pasan a las motocicletas. El caso es que los cargan hasta bien mayores y suben las escaleras del bus con ellos en el brazo. Y no veáis a veces cómo se ponen los buses, pues aquí el tema de las limitaciones de aforo es un concepto aun no inventado. Pues se les cede el sitio sin problema, y si no, siempre hay alguien más mayor que le dice al joven de turno con buen talante que se levante para dejar sitio, pero esto casi nunca hace falta. A mí en varias ocasiones me han cedido un sitio porque me han visto con la mochila. Los viajeros que vemos eso, pues también lo practicamos, es contagioso ;-)

Bueno podría seguir contándoos, son lecciones constantes,pero a los que habéis llegado hasta aquí no os canso más, ahora simplemente a pensar…buenas noches viajer@s!!