empezando Indonesia...

Mi aterrizaje en Indonesia fue muy animado. Me planto en el aeropuerto de Medan y resulta que hacía falta return ticket y yo no lo tenía. Un señor indio que viaja por negocios con frecuencia a Sumatra y que estaba delante de mi en la cola para el passport control me dijo todo preocupado que necesitaría el return ticket, y además lo indicaban los carteles donde me tramitaron la visa, pero tuve suerte y después de una larga cola no me pidieron nada. Un buen comienzo ;-)

Nada más recoger la mochila ya tuve el primer encuentro con los más espabilados del aeropuerto. A la hora de cambiar dinero me viene una chica joven para que fuera a su puesto de “Money changer” sitio, había solo dos en ese punto y lo que indicaban en los carteles era el mismo valor por los dólares, y ella insiste cuando le pregunto si vale lo mismo, diciendo “the same the same”, pero cuando me da las rupias no me cuadra y es cuando pregunto y me dicen que la tasa de 8600 era para comprar, no para vender, siendo ésta de 8200 por dólar (casi no hay diferenci . Así que viendo el timo le digo que me devuelva el dinero (50 dólares que le había dado) y me sorprendió que no me costara mucho recuperarlo. Me fui al de al lado que daban 8500. Luego me viene el hombre de negocios indio diciendo que tuviera muchísimo cuidado con la gente, que no eran de fiar, que no les hablara mucho, que cogiera taxis, nada de transporte público, que no durmiera en hoteles baratos, etc. y yo para mis adentros pensando que todo lo que me decía era justo lo que no iba a hacer, y casi hasta tranquilizándolo porque yo veía que el hombre sufría por mi. Hasta me dio su tarjeta para que le llamara con cualquier problema

Al salir del aeropuerto y cuando me di cuenta estaba rodeada de taxistas y yo queriendo buscar transporte público. No lo encontré ni me ayudaron a hacerlo pues claro todos decían que solo taxi. Parecía que el precio era fijo pero conseguí rebajarlo y Darwis me llevó por algo menos, pagué 50.000 rupias, todo un despropósito para mis costumbres pero que valió la pena solo por conocer y charrar con Darwis. Un hombre excepcional, está jubilado, trabajaba en una compañía petrolera y como tenía miedo de la vida ociosa de jubilado se ha puesto a conducir el taxi y se saca un dinerillo. Me cuenta de su familia, de Indonesia, me da varios consejos, es un hombre super majo. Me deja en el bus a Parapat donde coincidí con Federico, un viajero italiano, un tanto huraño pero simpático. En el autobús la gente super habladora, preguntando y chapurreando algo de inglés nos entendíamos bastante. La gente es muy abierta y curiosa y les encanta hablar con los extranjeros. Me llaman madam o miss, son muy graciosos.

Al llegar a Parapat hay que coger un ferry que es el que te curza a la isla Samosir que es donde yo quería ir. En concreto íba a Tuk Tul una mini población de la isla llena de guest-houses. Así que cogimos el ferry, Samuel nos vendió el billete y ya nos quería vender el billete a Buckittingui diciendo que no lo podíamos dejar para el último momento para no quedarnos sin sitio. Le dimos largas y Mathias, un chaval joven (el comercial de la guest-house por decirlo de alguna manera) nos acompañó a Reague una guesthouse que nos recomendaban. En el ferry coincidí con 2 chicos catalanes que también se alojaban en Reggae y que habían ido a visitar a un amigo, también de Lérida, que lleva la friolera de 5 años de backpacker, vuelve a casa por navidad, como el almendro, y luego regresa a Asia, muy fuerte, cómo véis lo mío es un suspiro al lado de esto...