Kandy, puerta de entrada a las tierras altas

Aquí en Kandy he encontrado mi sitio en el Old Empire Building. Un antiguo hotel ubicado en el centro y junto al lago. No me he quedado en la zona de las guest-houses porque están alejadas del centro y yo necesitaba localizar un sitio con Internet. Más bien con wi-fi. Y he dado con el único sitio con wi-fi de la ciudad, el Queen’s Hotel, un hotel de nivel. Nada más entrar en la recepción y preguntar si tenían wi-fi la persona que me abrió la puerta me dio hasta el password, que gracioso! Y eso que mi estereotipo no es el de la clienta habitual. El caso es que me pido un zumo en la cafeteria y luego me vengo al hall donde hay buena conexión y es desde donde os escribo. Me tratan como a una reina, hasta el personal de servicio viene a decir a los cotillas de turno que no me molesten. Muy fuerte! Aquí son todos más vivos que en Indonesia (que ya es decir pues a estos indonesios los habíamos bautizado como los jamaicanos del sudeste, verdad Eva ;-)?) Pues primero son superpreguntones, no me libro nunca de la pregunta: estás casada? y cuándo digo "no"  flipan!!. Y luego ya empiezan a querer acompañarme a ver esto o aquello, o a invitarme a algo, en fin todo con su particular estilo, yo me río y les digo gracias pero que me gusta ir a mi aire. Son graciosos y tampoco se ponen pesados, nos entendemos..

Kandy es un sitio muy agradable, la temperatura es muy buena, no hace el calor de las ciudades imperiales, y tiene encanto: el lago, una colina con mucha vegetación, jardines, mucha vida en la calle, comercios… Es una de las ciudades más importantes de Sri Lanka y la entrada al “Hill Country”. Durante años fue la capital del reino Sinhalese que sucumbió al imperio británico después de resistir los embates portugueses y holandeses durante siglos.

Aquí en Kandy está el templo con la sagrada reliquia del diente de Buda, Se dice que el diente fue rescatado de la pira funeraria de Buda en 583 a.C

A determinadas horas del día abren la puerta donde se guarda la reliquia del diente y es un acontecimiento pues muchos fieles rodean y hacen cola para entregar sus ofrendas y rezar. Yo me acerqué a las 18:30, los locales no pagan nada, pero los extranjeros pagamos 1.000 rupias por entrar (unos 10 $, es decir, como una noche de guest-house, una cuantía nada despreciable). Y luego al recoger los zapatos va y me piden una “donation”. Ya les expliqué que pensaba que habíamos contribuido suficiente con el templo y sus menesteres con los 1000 rupias, así que no me insistieron. (Aquí en Sri Lanka es bastante típico importantes diferencias de precio para entrar en museos, monumentos, parques naturales, entre los locales y los extranjeros, una cuestión discutible que no es solo secundada por este país)

Había un montón de fieles, todos muy entregados a sus oraciones y ofrendas, para mi demasiada masificación y empujones. Total para ver de lejos que abrían la puerta de la estancia en la que se ubica el gran receptáculo de oro con forma de estupa donde se aloja el diente. (Normalmente solo en condiciones especiales se puede entrar a la estancia. Japoneses y tailandeses parece que si que tienen el paso abierto ya que sus gobiernos han hecho importantes donaciones al templo) Pero la fe mueve montañas, no hay que venir aquí para darse cuenta de esto.

Esta establecido entre los budistas de la isla que al menos una vez al año debe realizarse una peregrinación a este santo lugar. Hasta llevan a bebes para mostrarselo a la representación de su Buda.

En Old Empire Hotel somos como una familia. Aunque tiene nombre de hotel y aspecto también de hotel, en realidad funciona como una guest-house, pero es más profesional El manager es el que atiende en recepción. Es un hombre estupendo, delgado, serio, pero con mucho sentido del humor. Le regatee a muerte y no conseguí nada, aun así nos reímos un rato. Mi habitación es en realidad super estoica, lo que tiene es una ventana enorme con mucha luz natural durante el día y por la noche una bombilla con luz amarillenta, super acogedora, la verdad!

Por la noche del primer día llegué y en la mesita con sillas que tenéis en la foto y a la que da la puerta de mi habitación había un chico indio. Nos pusimos a charrar y el me explicó que el hombre de recepción era el manager. Pues resulta que el manager duerme en la habitación de al lado de la mía y todos los de esta ala del hotel compartimos baño, osea que el manager es un inquilino más y comparte baño con todos. La verdad es que cuando me despedí me dio pena, me dio la mano y me dio las gracias. Quedamos que si volvía que la habitación de la ventana grande era para mí. No tengo foto con el manager, un lapsus!! Pero no me olvido de él, ya le dije que me parecía superprofesional y que el hotel estaba impoluto y lo iba a recomendar. El resto del personal del hotel, todo hombres, también encantadores y serviciales. Creo que no están acostumbrados a tener clientas que viajan solas. Se portaron estupendamente. Hasta siempre Old Empire!!