slow boat

9 h. Salida de la guest-house en Chiang-Khong para llegar al puesto de control de pasaportes junto al Mekong. Para cruzar a Laos hay que pasar por el Mekong que es la frontera física entre ambos países en el norte. Cogemos barca y a cruzar! De nuevo trámite en el control de pasaportes esta vez con visa on arrival, foto incluida. Me pongo en marcha y a buscar el slow boat que me llevará a Luang Prabang en una travesía de dos días haciendo parada en Pakbeng para pasar la noche. Hasta dar con el embarcadero doy un pequeño paseo con mochilas bajo un sol de justicia pero es lo que tiene ir con la casa a cuestas ;-)

11:00 h. Compro sándwich de tuna y monto en el barco, tiene buena pinta, lo mejor los asientos de autobús que han plantado, es lo menos integrado que hay pero lo cierto es que son cómodos, para dos días de travesía mejor esto que no los originales que supongo serían simples tableros de madera.

Conozco a Arnauld mi compañero de viaje, un holandés de unos 50 años la mar de majo, nos ponemos al día de nuestras vidas, por qué Asia, por qué viajando solos, etc. En fin, también viajero. Charramos de viajes, de la crisis.. Por cierto en el barco todo son guiris, mucho teneeger, pero un poco de todo, españoles ninguno.

11:30 h: horas zarpamos, y voilà a descansar!! sin poder montar el portátil, solo recorrer el Mekong y divisar las frondosas montañas, de ese verde intenso, que es una de las cosas más impactantes del sudeste. Os prometo que al principio se me hacía muy raro no hacer nada, pero enseguida me he adaptado. Esto es la mejor cura anti-estrés, como mucho se puede leer, nada de trabajar, ni checkear email, un total descanso, a ratos duermo a ratos saco la cámara, a ratos charlo con Arnauld, hasta que hago el descubrimiento del día: la proa. Hay que salir del recinto en que estábamos, que está semiabierto, y hay una zona en la proa que está más baja con una pequeña plataforma, apenas cabíamos 5 personas. Difícil de explicar, sólos con el Mekong y las montañas, profundo silencio, solo el sonido del río y a veces los sonidos de la selva...  no había otra paz que esa. Imposible no conectar con Asia!!

El día siguiente reanudamos la travesía, coincido con Arnauld pero nos cambian de barco y la gente se mezcla, y casualmente me toca cerca de una familia española supermaja. Pablo el pequeño es ya un gran viajero con 11 años, luego Bea (la madre de Pablo) y Puri , hermanas, y su madre, una señora viajera estupenda. Bueno tienen un buen rollo increíble, y viajando en familia!. Hemos charrado un montón e intercambiado mil impresiones de Asia.

Un día más de relax en el barco, esta vez no hay proa pero aprendo a jugar al ajedrez con Arnauld y echamos unas risas con la ya bautizada family del slow boat. Como veís aquí todo fluye...